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viernes, 31 de octubre de 2014

Mae Sariang

Nuestro siguiente destino es Mae Hong Son. Allí vamos a comenzar la ruta por la carretera 1095; recorre parte del norte de Tailandia y se caracteriza por las curvas entre montañas, vistas espectaculares y la toma indiscriminada de Biodramina.

Entre Mae Sot y Mae Hong Son está Mae Sariang, una parada obligada para recorrer este trayecto ya que no hay transporte directo. Hay que hacer noche en Mae Sariang, y al día siguiente coger un autobús hasta Mae Hong Son.

Ya hemos hablado sobre los songthaew alguna vez, os detallamos como son por si no explicamos bien el concepto. Es un vehículo de tipo camioneta o pickup acondicionada para el transporte de pasajeros, generalmente tienen dos filas enfrentadas de asientos en la parte trasera. 





¿Cómo llegar a Mae Sariang? A las 6.45 am estábamos en la estación de Mae Sot desde donde salen los songthaews. Nos dijeron que el primero de la mañana partía a las 7, pero como siempre ocurre, hasta las 8.20 no habían songthaews hacia Mae Sariang. Normalmente la letra pequeña advierte que los horarios están sometidos posibles a cambios, pero en el sureste asiático en vez de “posibles” debería ser “asegurados”. Por suerte viajamos sin prisas y ya nos hemos acostumbrado a pasar horas esperando, te da tiempo a pensar en tus cosas, fantasear, hacer grullas… otro ritmo de vida, aquí nunca hay prisa.


Los songthaews de Mae Sot son naranjas, un color peculiar, solo los hemos visto aquí. Empezamos el recorrido siendo los únicos pasajeros, pero esto cambió en cuestión de minutos. En cuanto salimos a la carretera entendimos como funcionan los songthaews; no hay paradas oficiales, la gente espera en la carretera y suben o bajan a su antojo. Esto hace que el camino sea muuuy lento y pesado, así que, aquí empieza el trayecto más largo de la historia.

La distancia a recorrer es de 236 km, tardamos 6 horas y media, y pagamos 230 THB cada uno.

Es increíble la cantidad de gente y cosas que puede subir en un songthaew. En ciertos momentos contamos hasta 20 personas entre adultos y niños, cada uno con sus pertenencias; nosotros con las mochilas, ellos con cajas, sacos llenos de lechugas y melones, bolsas de la compra, niños al brazo, niños trepando por encima de todo lo nombrado anteriormente y ocupando el espacio destinado a nuestras piernas… y cuando parece que NO puede entrar ni una lechuga más, el conductor para, y una familia entera con dos niños y la abuela quieren subir. Claro qué cabemos! Empiezan a apretarse todos, la abuela consigue meter el culete (a costa de sacar el tuyo del tablón de madera), los niños se suben por encima de los sacos, los padres se enganchan a la parte trasera, colgados fuera del vehículo. Todos sonríen, nadie se queja, los niños están quietecitos y todo transcurre en perfecta y amontonada armonía.

 
Durante el recorrido pasamos por un campo de refugiados birmanos. Desde la carretera se veían cientos de chabolas construidas dentro de un recinto custodiado por militares. Los niños juegan y se observa una actividad parecida a la de un poblado cualquiera, pero con alambres que los encierran. 


Cuando llevábamos un par de horas en la carretera yo ya estaba más que mareada, me encontraba fatal y mi único pensamiento era no vomitar encima de las personas que me estaban aplastando. Fue terrible, y me juré a mi misma que nunca más volvería a subir en un songthaews. Hacinamiento, calor, curvas, frenazo, que suben, que bajan, que ahora te apreto un poco más porque tienen que caber 5 señoras con sus bolsas y te ponen una encima para que la sujetes… el peor trayecto de mi vida!! Antonio no lo vivió así, no fue cómodo ni placentero, pero él pudo disfrutar de las vistas y de las situaciones cómicas que se dan con tanta gente y tanto ajetreo. Yo solo podía apoyar la cabeza en algún sitio para que no se me moviera con tanta curva… no se si pasamos entre montañas verdes o por dunas de arena, no disfruté nada el camino.

Pasamos por 5 check points y en tres de ellos nos pidieron los pasaportes; hablan en tailandés, te miran raro, se crea tensión porque algún pasajero no lleva los papeles, te vuelven a mirar, se ríen… Ésta ruta no es turística, pero tampoco somos los primeros que pasamos por aquí, no entendemos por qué nos registraron las mochilas en uno de los check points, ¿qué esperaban encontrar dentro? No tenemos nada que esconder y el visado está en regla, así que estamos tranquilos, sonreímos y a seguir.

Mientras luchaba contra mi estado físico, noté que uno de los sacos que tenia por encima de mi se movía ¡estaba lleno de pollos vivos! La última hora del trayecto se vació de gente y bártulos, conseguí acostarme y mejoró un poco mi mareo. Paramos en una tienda y cargaron una nevera, en una curva se movió hasta que mi rodilla la paró, el golpe seco me dejó dolorida durante unos días. 

En las 6 horas y media no paramos ni una vez para descansar, ir al baño o comer algo. El viaje, si no te mareas, es interesante; el paisaje es espectacular y vivir el trajín de ir amontonados es muy divertido, nunca dejan de sorprenderte.

Para mi fue un infierno y juro que nunca más. No existe otra forma de hacer este trayecto en transporte público, suponemos que se podrá alquilar un taxi privado y será caro… si llego a saber lo mal que lo iba a pasar habríamos contemplado lo del taxi, 6 horas mutando es mucho tiempo.



¿Dónde dormir? La estación de autobuses de Mae Sariang está dentro del pueblo. La calle donde hay varias guest houses es paralela a la de la estación y al río, es muy fácil llegar; justo enfrente de la estación de autobuses hay una gasolinera y un 7eleven, camina hacia la izquierda y metete por el primer callejón que hay a la derecha, ese callejón te lleva directamente.

Northwest Guest House. Hay varios alojamientos, nos quedamos en Northwest; 200 THB con ventilador y baño compartido. No es especialmente bueno, pero para una noche fue suficiente.



¿Dónde comer? Nuestra estancia fue tan fugaz que no tenemos datos sobre restaurantes. Comimos unos noodles en la estación de autobuses, en un puesto que hay al entrar a la derecha, bueno y barato.



¿Qué ver? Por la mañana, antes de coger el autobús hacia Mae Hong Son, alquilamos dos bicis en nuestro alojamiento; 20 THB cada una por 3 horas. Nos dieron un mapa con una ruta en bici.

Wat Phradhatchommon. Siguiendo la ruta del mapa, cruzamos un poblado que nos dirigía a este templo. Pasamos por dos escuelas, coincidió con la hora de entrar a clase y nos cruzamos con varios niños que llegaban tarde, nos sonreían y saludaban con mucha alegría. Cuando llegamos al templo un monje viejísimo nos indicó con gestos que aparcásemos las bicis y subiéramos por unas escaleras. Al llegar arriba, unas bonitas vistas nos recibieron.


La ruta nos llevó entre campos de arroz, el trayecto es muy tranquilo y bonito. Aunque todos los campos de arroz son iguales, no dejan de maravillarnos sus colores. 


 
Ahora es cuando mi padre me diría “todos los campos de arroz que tienes en casa y te vas a verlos a Tailandia…”, pues tiene toda la razón. No somos conscientes de lo que tenemos en nuestra tierra, estamos acostumbrados a verlo pero no prestamos atención. Prometemos que cuando volvamos a Valencia iremos a El Palmar a sentarnos delante de los arrozales un buen rato, pero después de pegarnos una comilona ¡prometido!


Budda sobre la colina. En la carretera 105 está la entrada al monasterio que lleva hasta el Budda. Ofrece unas bonitas vistas.




GASTOS EN MAE SARIANG (siempre hablamos de dos personas):
Alojamiento 1 noche: 200 THB
Transporte: 460 THB
Comida+agua: 312 THB
Extras: 40 THB
Total: 1.012 THB por 1 día / 24,1 € por día

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