Nuestro siguiente destino es Mae Hong Son. Allí
vamos a comenzar la ruta por la carretera 1095; recorre parte del norte de
Tailandia y se caracteriza por las curvas entre montañas, vistas espectaculares
y la toma indiscriminada de Biodramina.
Entre Mae Sot y Mae Hong Son está Mae Sariang, una
parada obligada para recorrer este trayecto ya que no hay transporte directo.
Hay que hacer noche en Mae Sariang, y al día siguiente coger un autobús hasta
Mae Hong Son.
Ya hemos hablado sobre los songthaew alguna vez, os detallamos como son por si no explicamos bien el
concepto. Es un vehículo de tipo camioneta
o pickup acondicionada para el transporte de pasajeros, generalmente tienen dos
filas enfrentadas de asientos en la parte trasera.
¿Cómo
llegar a Mae Sariang? A las 6.45
am estábamos en la estación de Mae Sot desde donde salen los songthaews. Nos
dijeron que el primero de la mañana partía a las 7, pero como siempre ocurre,
hasta las 8.20 no habían songthaews hacia Mae Sariang. Normalmente la letra
pequeña advierte que los horarios están sometidos posibles a cambios, pero en
el sureste asiático en vez de “posibles” debería ser “asegurados”. Por suerte
viajamos sin prisas y ya nos hemos acostumbrado a pasar horas esperando, te da
tiempo a pensar en tus cosas, fantasear, hacer grullas… otro ritmo de vida,
aquí nunca hay prisa.
Los songthaews de Mae Sot son naranjas, un color peculiar, solo los hemos visto aquí. Empezamos el recorrido siendo los únicos pasajeros, pero esto cambió en cuestión de minutos. En cuanto salimos a la carretera entendimos como funcionan los songthaews; no hay paradas oficiales, la gente espera en la carretera y suben o bajan a su antojo. Esto hace que el camino sea muuuy lento y pesado, así que, aquí empieza el trayecto más largo de la historia.
La distancia a recorrer es de 236 km, tardamos 6
horas y media, y pagamos 230 THB cada uno.
Es increíble la cantidad de gente y cosas que puede
subir en un songthaew. En ciertos momentos contamos hasta 20 personas entre
adultos y niños, cada uno con sus pertenencias; nosotros con las mochilas,
ellos con cajas, sacos llenos de lechugas y melones, bolsas de la compra, niños
al brazo, niños trepando por encima de todo lo nombrado anteriormente y
ocupando el espacio destinado a nuestras piernas… y cuando parece que NO puede
entrar ni una lechuga más, el conductor para, y una familia entera con dos
niños y la abuela quieren subir. Claro qué cabemos! Empiezan a apretarse todos,
la abuela consigue meter el culete (a costa de sacar el tuyo del tablón de madera),
los niños se suben por encima de los sacos, los padres se enganchan a la parte
trasera, colgados fuera del vehículo. Todos sonríen, nadie se queja, los niños
están quietecitos y todo transcurre en perfecta y amontonada armonía.
Durante el recorrido pasamos por un campo de
refugiados birmanos. Desde la carretera se veían cientos de chabolas
construidas dentro de un recinto custodiado por militares. Los niños juegan y
se observa una actividad parecida a la de un poblado cualquiera, pero con
alambres que los encierran.
Cuando llevábamos un par de horas en la carretera
yo ya estaba más que mareada, me encontraba fatal y mi único pensamiento era no
vomitar encima de las personas que me estaban aplastando. Fue terrible, y me
juré a mi misma que nunca más volvería a subir en un songthaews. Hacinamiento,
calor, curvas, frenazo, que suben, que bajan, que ahora te apreto un poco más
porque tienen que caber 5 señoras con sus bolsas y te ponen una encima para que
la sujetes… el peor trayecto de mi vida!! Antonio no lo vivió así, no fue cómodo
ni placentero, pero él pudo disfrutar de las vistas y de las situaciones
cómicas que se dan con tanta gente y tanto ajetreo. Yo solo podía apoyar la
cabeza en algún sitio para que no se me moviera con tanta curva… no se si
pasamos entre montañas verdes o por dunas de arena, no disfruté nada el camino.
Pasamos por 5 check points y en tres de ellos nos
pidieron los pasaportes; hablan en tailandés, te miran raro, se crea tensión
porque algún pasajero no lleva los papeles, te vuelven a mirar, se ríen… Ésta
ruta no es turística, pero tampoco somos los primeros que pasamos por aquí, no
entendemos por qué nos registraron las mochilas en uno de los check points,
¿qué esperaban encontrar dentro? No tenemos nada que esconder y el visado está en
regla, así que estamos tranquilos, sonreímos y a seguir.
Mientras luchaba contra mi estado físico, noté que
uno de los sacos que tenia por encima de mi se movía ¡estaba lleno de pollos
vivos! La última hora del trayecto se vació de gente y bártulos, conseguí acostarme
y mejoró un poco mi mareo. Paramos en una tienda y cargaron una nevera, en una
curva se movió hasta que mi rodilla la paró, el golpe seco me dejó dolorida
durante unos días.
En las 6 horas y media no paramos ni una vez para descansar,
ir al baño o comer algo. El viaje, si no te mareas, es interesante; el paisaje
es espectacular y vivir el trajín de ir amontonados es muy divertido, nunca
dejan de sorprenderte.
Para mi fue un infierno y juro que nunca más. No
existe otra forma de hacer este trayecto en transporte público, suponemos que
se podrá alquilar un taxi privado y será caro… si llego a saber lo mal que lo
iba a pasar habríamos contemplado lo del taxi, 6 horas mutando es mucho tiempo.
¿Dónde
dormir? La estación de autobuses
de Mae Sariang está dentro del pueblo. La calle donde hay varias guest houses
es paralela a la de la estación y al río, es muy fácil llegar; justo enfrente
de la estación de autobuses hay una gasolinera y un 7eleven, camina hacia la
izquierda y metete por el primer callejón que hay a la derecha, ese callejón te
lleva directamente.
Northwest
Guest House. Hay varios
alojamientos, nos quedamos en Northwest; 200 THB con ventilador y baño
compartido. No es especialmente bueno, pero para una noche fue suficiente.
¿Dónde
comer? Nuestra estancia fue tan
fugaz que no tenemos datos sobre restaurantes. Comimos unos noodles en la
estación de autobuses, en un puesto que hay al entrar a la derecha, bueno y
barato.
¿Qué ver?
Por la mañana, antes de coger el
autobús hacia Mae Hong Son, alquilamos dos bicis en nuestro alojamiento; 20 THB
cada una por 3 horas. Nos dieron un mapa con una ruta en bici.
Wat
Phradhatchommon. Siguiendo la ruta
del mapa, cruzamos un poblado que nos dirigía a este templo. Pasamos por dos
escuelas, coincidió con la hora de entrar a clase y nos cruzamos con varios
niños que llegaban tarde, nos sonreían y saludaban con mucha alegría. Cuando
llegamos al templo un monje viejísimo nos indicó con gestos que aparcásemos las
bicis y subiéramos por unas escaleras. Al llegar arriba, unas bonitas vistas
nos recibieron.
La ruta nos llevó entre campos de arroz, el
trayecto es muy tranquilo y bonito. Aunque todos los campos de arroz son
iguales, no dejan de maravillarnos sus colores.
Ahora es cuando mi padre me
diría “todos los campos de arroz que tienes en casa y te vas a verlos a Tailandia…”, pues tiene toda la razón. No somos conscientes de lo que tenemos en nuestra
tierra, estamos acostumbrados a verlo pero no prestamos atención.
Prometemos que cuando volvamos a Valencia iremos a El Palmar a sentarnos
delante de los arrozales un buen rato, pero después de pegarnos una comilona ¡prometido!
Budda
sobre la colina. En la carretera
105 está la entrada al monasterio que lleva hasta el Budda. Ofrece unas bonitas
vistas.
GASTOS EN MAE SARIANG (siempre hablamos de dos
personas):
Alojamiento 1 noche: 200 THB
Transporte: 460 THB
Comida+agua: 312 THB
Extras: 40 THB
Total: 1.012 THB por 1 día / 24,1 € por día
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